Artículo redactado por el equipo de CEMP
Validado por equipo docente
En este artículo haremos un breve recorrido por la historia de la nutrición deportiva, deteniéndonos en los hitos más importantes que ayudaron a construir la disciplina que hoy en día conocemos.
Como verás, aunque el enfoque científico es relativamente reciente, existen antecedentes fascinantes que se remontan, incluso, a la antigüedad clásica. Vamos a verlas.
Efectivamente, los primeros datos concretos sobre la historia de la nutrición deportiva de los que tenemos noticia, nos llevan a los Juegos Olímpicos de la primera era (aproximadamente entre los siglos VIII y IV a.C.).
En ese ámbito encontramos ya algunas escuetas referencias al régimen alimenticio y de entrenamiento de los atletas.
Así, aunque en muchas ocasiones se basasen en la simple conjetura o, incluso, en creencias discutibles y precientíficas, existe ya una clara conciencia de cómo la alimentación puede incidir en el rendimiento deportivo.
Por ejemplo, es famosa la anécdota del luchador Milón de Crotona, discípulo de Pitágoras y célebre por su legendaria fortaleza física. De él se dice que llegaba a consumir 9 kg de pan, 9 kg de carne y 8,5 litros de vino cada día.
Sea o no cierto, el hecho es que en aquella época los atletas se sometían a un régimen alimenticio hiperproteico, muy distinto al de la población en general. La experiencia práctica vinculaba claramente la ingesta de alimentos ricos en proteína con una mayor fuerza, resistencia y desarrollo muscular.
Aunque todavía no existía la nutrición como disciplina independiente, los siglos XVIII y XIX fueron testigos del gran desarrollo de otras ramas de la ciencia en las que luego se apoyaría aquella.
De este modo, los avances logrados en los campos de la química y la fisiología fueron vitales para comprender mejor el funcionamiento del cuerpo humano y, por supuesto, los efectos que la dieta producía en él.
En cualquier caso, ni el deporte gozaba de gran popularidad, ni el área de la nutrición despertaba un interés generalizado en la sociedad.
Las primeras referencias contemporáneas a la nutrición en el ámbito deportivo hay que buscarlas en competiciones atléticas celebradas en los Estados Unidos en el cambio de siglo.
Así, ya en el primer Maratón de Boston de 1897 se empezó a despertar el interés de la comunidad científica por estudiar los efectos de la alimentación en el rendimiento deportivo, aunque de una forma todavía muy incipiente y precaria.
También los Juegos Olímpicos de 1904, celebrados en San Luis, dieron lugar a peligrosos experimentos con el alcohol y ciertas sustancias químicas con el objetivo de optimizar el rendimiento deportivo.
Paralelamente a estas experiencias prácticas, en el ámbito de la ciencia, se empezaban a realizar investigaciones serias sobre fisiología y, en particular, acerca de los efectos de las proteínas y los hidratos de carbono en el cuerpo humano
Así, data de 1939 el primer estudio que logró demostrar la eficacia de la ingesta de hidratos de carbono para mejorar el rendimiento en deportes aeróbicos y de resistencia.
Por otra parte, durante la Segunda Guerra Mundial, se utilizaron todo tipo de sustancias y suplementos alimenticios para mejorar el rendimiento de los combatientes en el frente de batalla, con consecuencias no siempre positivas.
El trabajo científico más antiguo, dedicado específicamente a la nutrición deportiva, data de 1951 y fue publicado en una revista científica canadiense. Aunque muchas de sus conclusiones han sido ya enmendadas por la ciencia, es interesante todo el trabajo de análisis y diseño de dietas específicas para atletas.
Posteriormente, los años 60 y 70 vieron desarrollarse muchos más estudios sobre esta disciplina, con datos cada vez más precisos y fiables acerca de los efectos de la alimentación en el deporte.
En los 80, comienza realmente la expansión mundial del deporte, ya no solo como espectáculo, sino como un factor imprescindible para gozar de buena salud. En el ámbito profesional, los atletas empiezan a estar mucho más controlados en el aspecto dietético, a la vez que los suplementos y el dopaje se extienden de forma bastante generalizada.
Actualmente, se sigue escribiendo la historia de la nutrición deportiva, cada vez de una forma más científica, sistemática y generalizada.
Por una parte, la radical profesionalización del deporte, con enormes intereses económicos en juego, posibilita la financiación de estudios y experimentos cada vez más específicos y con mejores medios.
Por otra parte, la práctica deportiva y la preocupación por la alimentación se extiende a capas cada vez más amplias de la sociedad. Lo que antes quedaba reservado a unos pocos atletas profesionales, alcanza hoy a deportistas aficionados con mayores o menores ambiciones.
Esto, que es observable tanto en lo que se refiere a la venta de equipamiento deportivo como a la abundancia de competiciones amateurs, acaba por alcanzar al ámbito de la dieta y los suplementos alimenticios.
Así, hoy en día, no hace falta ser deportista de élite para acudir a un nutricionista deportivo para que nos guíe, a través de un plan personalizado, hacia la consecución de nuestros objetivos físicos de una forma segura, saludable y científica.
En definitiva, aunque la historia de la nutrición deportiva no sea fácil de resumir en un breve artículo, seguro que este rápido recorrido te ha servido para hacerte una idea de los hitos más importantes que marcan el desarrollo de esta disciplina.
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