Artículo redactado por el equipo de CEMP
Validado por equipo docente
En este artículo veremos en qué consisten las pruebas de intolerancia alimentaria, cuándo deben realizarse y qué hay que tener en cuenta para llevarlas a cabo.
Sin duda, se trata de una herramienta de diagnóstico que puede ayudar a detectar y resolver graves malestares en los pacientes, aunque no todas las pruebas son igual de fiables.
Te explicamos todos los detalles a continuación.
Antes de entrar de lleno a explicar las pruebas de intolerancia, es importante partir de una definición básica.
Así, de acuerdo con la Sociedad Española de Endocrinología y Nutrición, la intolerancia alimentaria consiste en la presencia de síntomas digestivos desagradables (gases, distensión abdominal, diarrea, cefalea, etc.) en relación con la ingesta de algún alimento.
Además, nos indican que no debemos confundir las intolerancias con las alergias alimentarias.
Estas últimas pueden ser muy graves, y se dan cuando existe una reacción exagerada del sistema inmunológico incluso ante muy pequeñas cantidades de algún componente alimentario.
Sin embargo, en las intolerancias no entra en juego el sistema inmunológico. De hecho, pueden venir originadas por la falta de alguna enzima necesaria para digerir ciertos componentes de los alimentos.
Además, también a diferencia de las alergias, las intolerancias suelen producirse ante la ingesta de cantidades significativas de esos alimentos.
Como hemos apuntado, la sintomatología de una intolerancia alimentaria puede ser muy variada:
Sin duda, se trata de síntomas que pueden llegar a empeorar considerablemente la calidad de vida de las personas afectadas.
En los últimos años, se han popularizado las pruebas de intolerancia alimentaria rápidas.
Por ejemplo, las que se realizan en algunas farmacias o en determinadas consultas relacionadas con la nutrición, que ofrecen resultados en tan solo unas horas, con recomendaciones de dieta específicas.
Sin embargo, entidades como la citada Sociedad Española de Endocrinología y Nutirición y determinados profesionales médicos advierten de la poca fiabilidad de muchos de estos test rápidos.
De hecho, algunas de estas pruebas de intolerancia pueden llegar a ser contraproducentes, ya que los pacientes podrían empezar dietas excesivamente restrictivas, que causen importantes carencias nutricionales.
Otro riesgo de este tipo de test es que pasen por alto otras enfermedades más graves (por ejemplo, problemas de colon), al no realizar un estudio y exploración completos, centrándose únicamente en la supresión de ciertos alimentos.
Además de las pruebas de intolerancia específica que ahora veremos, es muy importante que el paciente lleve un control minucioso de los síntomas, así como de todos los alimentos que ingiere. De este modo, será relativamente fácil detectar posibles intolerancias, que luego se confirmen con otro tipo de estudios.
Como decíamos, debe ser un profesional cualificado quien, a la vista de los síntomas y la información proporcionada por el paciente, evalúe la necesidad o no de realizar análisis más específicos.
Así, los principales tipos de pruebas de intolerancia alimentaria que existen son los siguientes:
En cualquier caso, debemos insistir, una vez más, en que las pruebas se realicen siempre por indicación de un profesional cualificado, bajo su supervisión directa y en un centro que ofrezca todas las garantías.
De lo contrario, podrían producirse consecuencias mucho más perjudiciales que la propia intolerancia.
Como es lógico, la realización de pruebas de intolerancia puede tener un enorme impacto positivo en la calidad de vida de los pacientes.
Así, una vez detectados los componentes alimentarios problemáticos, resulta relativamente fácil eliminarlos de la dieta.
En caso de ser necesario, podrán sustituirse con otros alimentos de igual valor nutricional, o incluso introducir algún suplemento específico si se requiriese.
Además de la desaparición de los síntomas de la intolerancia, esto puede tener una repercusión favorable en la salud general de las personas, sus niveles de energía e, incluso, a nivel de salud mental.
En definitiva, las pruebas de intolerancia son una herramienta fundamental para diagnosticar, identificar y tratar este tipo de problemas digestivos de una forma segura y controlada.
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