Artículo redactado por el equipo de CEMP
La salud escolar hace referencia a las actividades que promueven la salud, calidad de vida y prevención de enfermedades dentro del ámbito escolar, centrándose en especial en los estudiantes.
Es algo que preocupa y que lleva aplicándose desde hace mucho tiempo, tal como refleja la Revista Internacional de Salud Escolar, School Physicians’ Bulletin creada en 1930.
La salud escolar se podría resumir de forma simple con la siguiente afirmación: si vives bien; estudiarás bien.
Esta aseveración responde a que está demostrado que los niños que crecen en entornos saludables alcanzan mejores resultados educativos y llegan a ser personas adultas con mejor salud.
El sistema educativo aquí tiene un papel fundamental porque debe fomentar la adquisición de estos estilos de vida saludables que ayuden a la salud escolar desde la etapa preescolar hasta la universidad. Pero, ¿cuáles son estos hábitos de vida sanos? A continuación, analizamos algunos de ellos.
En cualquiera de las etapas de crecimiento, las personas relacionan la comida con determinadas situaciones y estados emocionales, porque los alimentos, además de sus propiedades nutricionales, poseen cualidades simbólicas y emocionales. Uno de estos hábitos es la relación que establecen los niños con la comida, y cómo se sienten cuando son alimentados.
Por ejemplo, en la edad infantil, los niños empiezan a mostrar sus gustos y preferencias. Que a veces puedan escoger algún alimento es una forma de enseñarles el principio del control de su alimentación. Sin embargo, obligarles a comer no asegura que vayan a comer más sino todo lo contrario. Dejarles que coman a su propio ritmo, sin que la alimentación se convierta en un campo de batalla es importante en esta etapa.
Los padres deben enseñar a sus hijos desde edades tempranas a canalizar sus emociones y la comida no puede usarse como un premio o castigo.
En la etapa primaria, los padres ya no son el único referente, los niños se influencian de su entorno por lo que es importante marcar unas normas en casa con lo que se permite comer, horarios… También, enseñarles a reflexionar sobre ciertos productos anunciados como nutritivos, cuando no lo son, importante mostrarles la realidad de la falsa publicidad.
Por el contrario, en la adolescencia, la etapa con mayores cambios biológicos, psíquicos y sociales, se tiene mayor conciencia de los estados afectivos. Es un período marcado por el egocentrismo, en el que el adolescente piensa más en sí mismo y le costará mayor esfuerzo ponerse en el lugar de los demás. En esta fase, existe un especial riesgo para el desarrollo de trastornos de la alimentación como obesidad, anorexia o bulimia. Es importante que los padres recurran a la comunicación constante con sus hijos para que puedan adelantarse a este tipo de problemas.
Realizar actividades físicas regularmente contribuye a mejorar significativamente la calidad de vida, teniendo efectos positivos sobre la salud física y psicológica. Fomentar su práctica durante la adolescencia e infancia es primordial ya que contribuyen de manera decisiva a definir los estilos y calidad de vida en la edad adulta.
Es trascendental que aprendan la actividad física como una necesidad, por la satisfacción de realizarla y por la importancia que tiene para su salud.
Luchar contra el sedentarismo es prevenir una futura obesidad. El tiempo libre de los niños en ocasiones está mal empleado, sentarse a ver la televisión, el ordenador o jugar a videojuegos parece ser la escena más común. Desde los centros educativos, deben promoverse actividades extraescolares adecuadas para las tareas físicas recreativas y no solo competitivas. Una buena alternativa sería por ejemplo impulsar el uso de la bicicleta.
Como decíamos, el sedentarismo y el comer mal puede ser causa de obesidad. Según este último estudio realizado en 2019, España está a la cabeza entre los países de Europa en casos de sobrepeso y obesidad en la población infantil, con un 23,3 % y 17,3 % respectivamente. Entre las principales causas, aparte de las ya mencionadas, se encuentran el consumir alimentos con exceso de grasas saturadas y azúcares refinados con una ausencia de verduras y frutas en la dieta.
Para ello, se propone educar desde los centros educativos dando a conocer gran variedad de alimentos según sus propiedades nutritivas y ayudar a reflexionar acerca de lo que comen habitualmente. Conocer la importancia de cada comida, por ejemplo, la del desayuno.
Se sabe que la mayor parte de la actividad que realizan los niños en el colegio se desarrolla durante la mañana, por ello la primera comida del día, debe darle el aporte calórico suficiente para que pueda desarrollarse de forma habitual.
A través de esta encuesta se ha conocido que, en general, los desayunos son poco variados, algunos solo incluyen leche y, en el caso de la mayoría de alumnado de la ESO, se mostró que no desayunaban. Una alimentación deficiente afecta al rendimiento escolar. Educar a las familias es igualmente importante para que se trabaje la alimentación saludable desde dentro y fuera de casa.
En ocasiones, debemos darnos cuenta también, que una alimentación deficiente puede provenir de una falta de recursos de la familia. Por ello, que se promueva y ayude a una alimentación completa, desde los propios centros/instituciones es fundamental en los tiempos de hoy en día.
Hasta ahora, hemos visto como son las propuestas para la adquisición de hábitos saludables, pero debemos entender que no todas funcionan de igual modo en los diferentes países ya que las necesidades educacionales pueden ser básicas en algunos y mejorables en otros. Veamos cuáles han sido algunas de estas intervenciones.
Las operaciones realizadas en países en desarrollo y que han favorecido que más niños pudiesen ser matriculados en la educación fueron la exención de abono de matrícula o incluir programas de alimentación. Estos programas favorecieron el acceso a la educación, pero no siempre los niños han podido completar su educación primaria en estos países debido a falta de recursos. Cuidar la calidad de la educación es otro de los factores clave para que quieran continuar sus estudios y no los abandonen por falta de interés.
Centrándonos en España, el Ministerio de Educación, Cultura y Deporte propuso un “Plan Estratégico de Salud Escolar y Estilos de Vida Saludable” del 2016 a 2020 que impulsaba un modelo educativo en el que se favorecía el desarrollo de la salud integral de toda la comunidad educativa. A día de hoy, éste todavía no ha sido actualizado, y tampoco sería aplicable a países en vías de desarrollo, donde las necesidades educativas como comentábamos son muy diferentes.
Algunos de los puntos que se incluyeron en el plan para promover la salud escolar fueron los siguientes:
Los datos que se han recogido en el estudio son relativos a diferentes ámbitos como: relaciones familiares, relaciones con los iguales, el contexto escolar, ajuste psicológico, alimentación y dieta, consumo de sustancias y actividad sedentaria. Se ha tomado como referencia una visión biopsicosocial donde la salud responde a un estado completo de bienestar físico, mental y social, y no solo la ausencia de enfermedad.
De este modo se obtuvo una visión global de los estilos de vida en la adolescencia y se dispuso de las orientaciones sobre cómo promocionar la salud en esta población.
Para este estudio se ha tomado como precedente el análisis sobre conductas de los escolares relacionados con la salud (Health Behaviour in School-aged Children o HBSC) realizado internacionalmente. Comenzó con la iniciativa de tres países (Finlandia, Noruega e Inglaterra) en 1982 y se ha seguido realizando en sucesivas ediciones (la última en 2014), con el fin de conocer en profundidad los estilos de vida de los escolares y analizar su evolución.
Con los datos en la mano, se pudo dar una información y formación al alumnado, profesorado y familias para que pudieran desarrollar acciones de vida saludables desde distintas perspectivas, física, psicológica, social y medioambiental.
Como ejemplo, a continuación, aparecen algunos de los temas sobre los que se extrajeron las muestras del estudio para adolescentes.
Como hemos podido apreciar, promover la salud escolar, es cosa de todos; la comunicación conjunta entre centros educativos, familias, instituciones…; el ser conscientes de su importancia, es la clave para que se siga manteniendo y sobre todo mejorando.
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