Artículo redactado por el equipo de CEMP
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En este artículo descubrirás qué es el full face en el ámbito de la medicina estética. Como verás, se trata de un tratamiento cada vez más demandado, ya que permite obtener resultados muy naturales y armonizados en el conjunto del rostro.
Analizaremos tanto los casos de aplicación, como las distintas fases del tratamiento y el alcance de los resultados que pueden conseguirse.
Como su nombre indica, el full face es un tratamiento de medicina estética que persigue el rejuvenecimiento y mejora de los rasgos del rostro en su conjunto.
Por tanto, no es una intervención aislada que incide sobre un rasgo o aspecto en concreto, sino que aborda de forma global el rostro, para conseguir un resultado armonioso, natural y rejuvenecido.
La sociedad suele tener la juventud como algo idealizado, al asociarse con aspectos como la vitalidad, la salud y la belleza
En este marco, la aspiración a conservar un aspecto juvenil se convierte en un esfuerzo por proyectar una imagen externa que se corresponda con la vitalidad y energía interna de la persona.
Así, en un contexto donde la esperanza de vida se alarga y se mantiene la actividad hasta edades avanzadas, hay una preocupación cada vez mayor por lograr esa coherencia entre percepción interna y externa.
El tratamiento full face es una valiosa herramienta para conseguirlo.
Como es obvio, no todos los tratamientos son adecuados para todo el mundo.
De todos modos, el full face es uno de los más universales, ya que el rejuvenecimiento facial y la mejora de las facciones del rostro es una demanda casi unánime entre los pacientes.
Por supuesto, es adecuado tanto para hombres como para mujeres, en muy distintos rangos de edad. Al final, lo que se pretende es mejorar el aspecto general y lograr una perceptible armonización facial.
De forma más específica, algunos de los problemas o situaciones que se suelen tratar en el full face son los siguientes:
El tratamiento full face puede dividirse en las siguientes fases:
El proceso comienza con una consulta inicial, que es vital para poder evaluar la situación y personalizar el tratamiento para el rostro de cada paciente.
El especialista, por tanto, analiza la cara del paciente, tratando de identificar las áreas que requieren mejoras y los signos visibles de envejecimiento.
Además, se revisa el historial médico de cada persona para detectar posibles contraindicaciones o alergias que puedan influir en el tratamiento.
Basándose en esta evaluación, se definen los objetivos del tratamiento full face, de acuerdo con el paciente, estableciendo expectativas realistas y seleccionando las técnicas y productos más adecuados.
El día de la aplicación del tratamiento requiere cierta preparación previa. Así, el rostro se limpia y desinfecta para reducir cualquier riesgo de infección.
En caso de ser necesario, se aplica anestesia local en las áreas a tratar para asegurar el confort del paciente durante el procedimiento.
El especialista utilizará una combinación de técnicas adaptadas a las necesidades específicas identificadas en la fase de valoración.
Esto puede incluir:
Además, pueden emplearse tratamientos complementarios como peelings y láseres para mejorar la textura de la piel del rostro
En definitiva, se busca no solo mejorar los signos de envejecimiento, sino también prevenir futuros cambios, manteniendo un aspecto lo más natural y armónico posible.
Alrededor de los 10 días después del tratamiento, el rostro se habrá recuperado por completo de la operación y se podrán apreciar los resultados, apreciándose un aspecto facial más joven y luminoso.
En ese momento, se procede a realizar una evaluación para comprobar los resultados obtenidos y se programan citas de seguimiento para monitorizar la evolución.
Estas revisiones permiten al especialista hacer ajustes si es necesario y asegurarse de que el paciente está satisfecho con los resultados. Si es necesario, se planifican retoques periódicos para ajustar el resultado al gusto del paciente.
Dado que se trata de un tratamiento anti-envejecimiento, hay que tener claro que el full face tiene una duración limitada.
Concretamente, los profesionales estiman que suele mantener resultados visibles entre 9 y 12 meses, aunque eso puede cambiar mucho según las características de cada paciente (estilo de vida, edad, etc.) y el tipo de técnicas que se hayan aplicado.
En definitiva, el tratamiento full face es uno de los más interesantes para personas que quieran lograr una mejora global del rostro, con un rejuvenecimiento apreciable pero muy natural.
Si quieres saber más acerca de este tipo de técnicas y procedimientos, no dudes en pedirnos más información sobre el Máster de Medicina Estética de CEMP.
En este completo programa formativo se abordan diversos tratamientos, técnicas y materiales para la mejora estética, tanto para el rostro como para otras zonas del cuerpo.
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