Artículo redactado por el equipo de CEMP
Validado por equipo docente
Que el colágeno es bueno para los huesos es una creencia muy extendida, pero lo cierto es que también juega un papel fundamental en la salud de la piel.
En este artículo profundizamos en las funciones que tiene esta proteína y cómo influye en el envejecimiento cutáneo, así como algunos de los mejores métodos para estimularlo.
Sigue leyendo para conocer todos los detalles.
El colágeno es la proteína predominante en nuestro cuerpo, representando alrededor del 30% del total de ellas. Es especialmente abundante en la piel y, por ello, está estrechamente relacionada con su salud.
El colágeno dérmico está representado por dos tipos de esta proteína:
Aunque el organismo tiene reservas de colágeno, la manera de obtenerlo es endógena. Esto significa que se sintetiza internamente a partir de aminoácidos y otros nutrientes que obtenemos a través de nuestra dieta.
Este proceso ocurre en los fibroblastos, que son las células responsables de la producción de colágeno en la dermis, y empieza con la ingesta de alimentos ricos en proteínas.
Una vez que los fibroblastos producen el colágeno, este se libera al espacio extracelular donde forma una red que proporciona soporte y estructura a la piel.
Este mecanismo interno asegura que el colágeno se mantenga en niveles adecuados para preservar la firmeza y elasticidad de la piel a lo largo del tiempo.
El colágeno se localiza en la dermis, la capa media de la piel, que contiene muchas otras proteínas que interactúan entre sí para mantener la salud y funcionalidad de la piel:
Todas estas proteínas trabajan, junto al colágeno, para mejorar la resistencia y elasticidad del tejido dérmico.
Por su parte, los fibroblastos serían las células responsables de sintetizarlas y de formar la red tridimensional que proporciona todo el soporte estructural a la piel.
El colágeno desempeña varias funciones en la piel que hacen que se mantenga sana:
Por todo ello, no es de extrañar que su disminución a lo largo de los años tenga una relación directa con el envejecimiento de la piel.
La producción de colágeno disminuye de manera natural a partir de los 25-30 años y se acelera con el paso del tiempo.
Los primeros signos de este proceso son los siguientes:
Se exacerban si hay una exposición a los rayos UVA, UVC y UVB, la contaminación, el tabaquismo y una dieta poco saludable, y pueden ralentizarse si se ponen en marcha medidas para estimular el colágeno en la piel.
Las estrategias para estimular la producción de colágeno que mayor consenso tienen dentro de la comunidad científica son:
En cuanto a la alimentación, para tomar colágeno todos los días se recomienda seguir una dieta rica en proteínas, vitamina C, zinc y antioxidantes, con alimentos como:
La suplementación solo es efectiva si es de colágeno hidrolizado, y su efecto se centra en mejorar la hidratación de la piel. En consecuencia, se reduciría la apariencia de las arrugas.
Por último, aunque el colágeno en sí es demasiado grande para penetrar cuando se aplica tópicamente, algunos ingredientes como el retinol, la vitamina C y los péptidos pueden estimular su producción cuando se aplican en la piel.
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En definitiva, el colágeno es una sustancia imprescindible para la buena salud de la piel, que debe cuidarse en distintos frentes al mismo tiempo.
Como siempre, el consejo de un profesional es la mejor forma de tomar las medidas idóneas para cada persona.
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