cemp-horizontal-ok

¿Cuál es la diferencia entre los rayos UVA, UVC y UVB?

Artículo redactado por el equipo de CEMP

Validado por equipo docente

Validado por equipo docente

Si no tienes claro cuál es la diferencia entre los rayos UVA, UBC y UVB, en este artículo podrás resolver todas tus dudas.

Es especialmente importante conocer sus efectos dañinos en la piel y en la salud en general, pero no hay que ovlidar que el sol también tiene su cara buena.

Por tanto, hay motivos para disfrutar de él, siempre que se tomen las precauciones adecuadas.

¿Qué son los rayos UVA, UVC y UVB?

Los rayos UVA, UVC Y UVB son los nombres que reciben los distintos tipos de radiación ultravioleta que inciden en la superficie terrestre.

Se diferencian por su longitud de onda, que determina la capacidad de penetración de la radiación UV en la piel y los efectos biológicos que puede tener.

Veamos cada uno de ellos por separado:

Rayos UVA

Son los rayos ultravioleta de longitud de onda más larga (de 315 a 400 nanómetros), por lo que son capaces de penetrar en la dermis, la capa más profunda de la piel.

Las autoridades sanitarias llevan muchos años poniendo a la población en alerta, porque su efecto no es visible en la piel, pero sí en el ADN de sus células.

De hecho, la señal más clara de sus efectos a nivel interno es el bronceado, que no es más que un mecanismo de defensa de las células para protegerse.

Lo hacen produciendo más melanina, por lo que, lejos de ser saludable, ponerse moreno o morena puede ser una evidencia de daño solar.

Este tipo de rayos ultravioleta deben combatirse todo el año, porque su incidencia es alta incluso en días nublados.

Además, tienen la capacidad de atravesar vidrios (ventanas, parabrisas) y ropa ligera.

Rayos UVB

Tienen una longitud de onda más corta (280 a 315 nm) y son absorbidos por la epidermis, la capa superficial de la piel.

De ahí que sean los responsables del daño que sí se ve: las quemaduras solares. Estas aceleran el fotoenvejecimiento de la piel, causando arrugas, manchas y pérdida de elasticidad.

Pero aunque sus efectos sean visibles rápidamente, no son nuestros principales enemigos: solo un 5% de los rayos ultravioletas que llegan a la Tierra pertenecen al tipo B (el otro 95% son UVA).

Su intensidad varía según la hora del día, la estación del año y la latitud. Son más fuertes entre las 10 y las 16 h durante los meses de verano y en lugares más cercanos al ecuador.

Rayos UVC

Son los rayos ultravioleta de longitud de onda más corta, que van de 100 a 280 nm. Afortunadamente, estos rayos son absorbidos por la capa de ozono de la atmósfera, por lo que no representan un riesgo directo para la salud.

Efectos de la radiación UVA, UVC y UVB en la salud

El daño causado por los rayos UVA en la piel y la salud no siempre se manifiesta de manera inmediata porque es acumulativo a lo largo del tiempo y puede tardar años en aparecer.

Algunos de sus posibles efectos son los siguientes:

  • Quemaduras solares
  • Inflamación crónica
  • Alergia al sol
  • Arrugas prematuras
  • Manchas y pigmentación irregular
  • Flacidez y pérdida de elasticidad
  • Problemas oculares, como cataratas o fotoqueratitis

Además, detrás de esto se encuentra el daño solar celular y el aumento del riesgo de cáncer de piel.

En los casos graves también puede llegar a apreciarse una supresión del sistema inmunitario.

No todo es negativo: beneficios de la exposición solar moderada

Por suerte, tanto la radiación ultravioleta B como la A tienen beneficios para nuestra salud, siempre que hagamos una exposición solar moderada.

Estos son algunos de los más importantes:

Producción de vitamina D

El principal y fundamental efecto positivo es el de la producción de vitamina D, estimulada por los rayos UVB.

Se trata de un nutriente esencial para la salud de los huesos y el sistema inmunológico que, por desgracia, no es posible obtener en grandes cantidades a través de la alimentación.

Así que, efecto, ¡necesitamos sol!

Que nos dé 20-30 minutos al día puede ser suficiente para generar los niveles adecuados de vitamina D.

Mejora del estado de ánimo

Algunos estudios apuntan a que la exposición a los rayos UVA puede tener un efecto positivo en el estado de ánimo, debido a la liberación de ciertas hormonas y neurotransmisores que afectan el sistema nervioso central.

La más famosa es la serotonina, cuya producción activan los rayos UVA.

Esta hormona regula el estado de ánimo y la respuesta de lucha o huida, así que tiene un papel muy importante en la reducción del estrés, la ansiedad y la depresión.

Otra de esas hormonas es la melatonina, que ayuda a regular el ritmo circadiano y favorece el sueño reparador.

Tratamiento de enfermedades cutáneas

La fototerapia consiste en exponer la piel afectada por patologías cutáneas como psoriasis, eczema y vitíligo a dosis controladas de radiación UVB.

Esta exposición lograría disminuir la proliferación excesiva de células de la piel que se produce en la psoriasis, y ayudaría a calmar la inflamación asociada con el eczema.

En el vitíligo, la fototerapia con UVB podría modular la respuesta inmunitaria que ataca a los melanocitos (células productoras de pigmento), detener su destrucción y favorecer la repigmentación de las áreas afectadas.

De todas formas, cada persona y cada piel reacciona de forma distinta y este tratamiento debe hacerse siempre bajo la supervisión de un dermatólogo.

¿Qué puedes hacer tú para obtener algunos de estos beneficios del sol? Exponerte de forma moderada y no directa, durante pequeños ratos.

Por supuesto, es mucho mejor hacerlo dando un paseo que en una tumbona de la playa, donde el riesgo de daño solar es mayor.

7 consejos para protegerte contra la radiación de los rayos UV

Para protegerte de todos los tipos de radiación UV, puedes tomar las siguientes medidas:

  1. Busca la sombra cuando pases tiempo al aire libre, y evitar ir a la playa cuando el sol es más intenso (a mediodía).
  2. Usa ropa, sombreros y gafas de sol con protección UVA y UVB.
  3. Aplica protector solar de amplio espectro que proteja contra los rayos UVA y UVB, y con un factor de protección solar (FPS) de al menos 30.
  4. Refuerza la protección física con nutricosmética específica que combata los efectos del sol desde dentro.
  5. Reaplica la crema solar cada 2 horas, o después de nadar o transpirar.
  6. Después de la exposición solar, calma y desinflama tu piel con lociones hidratantes específicas (after sun).
  7. Evita las camas bronceadoras y las lámparas solares, pues emiten rayos UV artificiales que pueden ser igual de dañinos que los del sol.

En definitiva: cuida tu piel lo máximo posible en verano, tanto antes como después de la exposición.

Y si a pesar de todas estas recomendaciones, te quemas… Consulta con un dermatólogo o un experto en dermofarmacia.

Y si quieres profundizar más en la diferencia entre los rayos UVA, UVC y UVB o, incluso, dedicarte profesionalmente a este tipo de cuestiones, puedes hacerlo a través de nuestro máster en Cosmética y Dermofarmacia.

En él dedicamos dos módulos a este tipo de cuestiones:

  • Módulo 3. Análisis y diagnóstico de la piel.
  • Módulo 5. Cosméticos para estados fisiológicos de la piel.

El máster incluye prácticas en empresas, para que vayas más allá de la teoría, y te garantiza una doble titulación acreditada por la UCAM (Universidad Católica de Murcia).

Si quieres más información sin compromiso, puedes pedírnosla a través del formulario de contacto que encontrarás en esta página.

¡Estaremos encantados de ayudarte!

¿Quieres saber más acerca de alguno de nuestros Másteres?

Rellena este formulario y uno de nuestros asesores se pondrá en contacto contigo.

¡Quiero información!
Relacionados

Las noticias más relevantes para que no pierdas ningún detalle importante de este viaje.