Artículo redactado por el equipo de CEMP
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Sin duda, el mercado de los productos cosméticos es uno de los más dinámicos y de mayor crecimiento de los últimos años. Hasta tal punto, que la legislación de productos en dermofarmacia y cosmética debe adaptarse constantemente a sus novedades: ingredientes, principios activos, tipologías de productos, etc.
Sin embargo, existen directrices inamovibles que toda empresa involucrada debe implementar de acuerdo a las legislaciones europea y española. En este artículo profundizamos en ellas para que puedas introducirte en el sector con seguridad.
Según la legislación cosmética europea, un producto cosmético es cualquier sustancia o mezcla destinada a ser puesta en contacto con las partes superficiales del cuerpo humano (epidermis, sistema piloso y capilar, uñas, labios y órganos genitales externos) o con los dientes y las mucosas bucales, con el fin exclusivo o principal de:
Esta definición abarca tanto los productos cosméticos de dermofarmacia como los de otros canales (la normativa aplicable es la misma independientemente del canal de venta).
El Reglamento (CE) Nº 1223/2009 del Parlamento Europeo y del Consejo, de 30 de noviembre de 2009, es la principal normativa que regula los productos cosméticos en la Unión Europea. Este reglamento establece un protocolo detallado para garantizar la seguridad de los productos cosméticos y proteger la salud de los consumidores.
Hace especial énfasis en 3 aspectos fundamentales: la información al consumidor, la fabricación y la distribución y la seguridad en el uso. Veamos en qué consiste la normativa en cada uno de estos tres ámbitos.
El reglamento exige que los productos cosméticos incluyan información clara y comprensible en su etiquetado. Esto incluye:
Toda esta información debe presentarse en la lengua oficial del Estado miembro donde se comercializa el producto.
La normativa también establece que el proceso de elaboración de los cosméticos debe regirse por una serie de buenas prácticas:
Los distribuidores tienen la obligación de verificar que los productos que comercializan cumplen con los requisitos de etiquetado y no están caducados.
La ley europea deja claro que los productos cosméticos deben ser seguros para la salud humana. No solo durante su uso, sino desde el mismo momento en que se introducen en el mercado.
De este modo:
Así mismo, se prohíbe la realización de pruebas en animales para productos cosméticos finales e ingredientes.
Todas estas normas buscan garantizar que los productos cosméticos se utilicen de manera adecuada y que no produzcan daños ni efectos secundarios no previstos.
España ha desarrollado legislación propia que complementa y adapta la normativa europea.
Se trata del Real Decreto 85/2018, de 23 de febrero, por el que se regulan los productos cosméticos (y que deroga el anterior Real Decreto 1599/1997)
Así, esta norma regula todo lo relativo a las siguientes cuestiones:
Al entrar en vigor la nueva versión del decreto, se estableció el Sistema Español de Cosmetovigilancia, que tiene como objetivo recoger, evaluar y controlar los efectos no deseados producidos por los productos cosméticos.
Este sistema permite una mejor monitorización de la seguridad de los productos en el mercado español.
Lo hace a través de inspecciones y controles, pero también mediante la publicación de informes y alertas de seguridad dirigidas tanto a consumidores y como a profesionales.
En dicho Decreto también queda regulada la comunicación de efectos graves no deseados por parte de los profesionales sanitarios estipulados, que son:
Son estos quienes deben informar sobre cualquier reacción adversa grave que observen en relación con el uso de productos cosméticos.
Se definen en esta norma, también, las autoridades competentes en España para la supervisión del mercado de cosméticos, que son:
Por tanto, la legislación española de productos de dermofarmacia y cosmética vigente a día de hoy es fruto de una combinación del reglamento de la UE y de la normativa nacional específica.
Como es lógico, la normativa se aplica a todas las empresas y profesionales involucrados en la cadena de suministro de productos cosméticos, como pueden ser:
Además, en ella se requiere que las personas responsables de la evaluación de seguridad de los productos cosméticos tengan un título en Farmacia, Toxicología, Medicina o una disciplina similar.
De igual forma, las empresas deben asegurar que su personal siga todas las buenas prácticas establecidas, así como cumplir con los requisitos necesarios para trabajar haciendo cosméticos.
Esto implica, así mismo, recibir formación continua para poder obtener un conocimiento actualizado y especializado.
En este sentido, el Máster en Cosmética y Dermofarmacia de CEMP puede ser una magnífica opción para formarte dentro de este ámbito.
En su temario incluye las bases de la dermocosmética y la piel, pero también todo lo referente a la legislación de productos de dermofarmacia y cosmética.
En definitiva, todo lo necesario para poder trabajar o emprender en un sector cuya demanda de profesionales no deja de crecer.
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