Artículo redactado por el equipo de CEMP
Validado por equipo docente
Si te preocupa tu salud cutánea y no tienes claro qué es el pH de la piel y qué factores lo pueden alterar, en este artículo podrás resolver todas tus dudas.
Como luego verás, mantenerlo en equilibrio es esencial para fortalecer la barrera protectora de la piel y, gracias a ello, conseguir que se vea bonita y saludable a lo largo de los años.
El pH de la piel es una medida que indica el grado de acidez o alcalinidad de la superficie cutánea, y es un reflejo de lo sana que está la piel, tanto del rostro, como del cuerpo.
Para entender cuál es el nivel de pH ideal de la piel, hay que conocer la escala de pH y comprender el concepto de «manto ácido».
La escala va de 0 a 14, donde:
La piel sana generalmente tiene un pH entre 4.5 y 6.5, con un valor promedio de 5.5.
Por tanto, lo ideal no es que sea completamente neutro, sino ligeramente ácido.
La razón es porque solo así mantenemos en funcionamiento el manto ácido de la piel, una fina capa que se encuentra en su superficie y que tiene una función de barrera para protegerla de agentes externos.
De este modo, el pH ligeramente ácido del manto crea un ambiente hostil para el crecimiento de bacterias y hongos patógenos, ayudando a proteger la piel de infecciones.
Que el pH se altere implica que cambie a un parámetro algo más ácido o más alcalino, y que el equilibrio de la piel se vea alterado. Esto se traduce en síntomas como:
Todo ello es consecuencia de haber perdido la defensa del manto ácido, que no solo protege contra patógenos, sino que regula la pérdida de agua transepidérmica, mantiene la piel hidratada y la protege del daño oxidativo y del envejecimiento prematuro.
Si mantienes una higiene y cuidado de la piel con una rutina cosmética inadecuada, sabrás que existe un desequilibrio en tu piel porque tus productos empezarán a causarte ardor al aplicarlos.
Antes de ponerle solución a una alteración del pH, es mejor prevenirla. Y, para ello, debes conocer los principales factores que pueden causarla:
Los cambios bruscos de temperatura, ya sean de calor o frío, pueden desestabilizar el delicado manto ácido de la piel y acelerar el proceso de deshidratación.
Para amortiguar este efecto, nada mejor que mantener fuerte la barrera protectora de la piel con cremas hidratantes específicas.
El exceso de agua o humedad en la piel puede diluir los ácidos naturales de la superficie cutánea y debilitar su función de barrera.
Para contrarrestar este efecto, puedes utilizar productos hidratantes con pH ligeramente ácido, que te ayudarán a restablecer el manto ácido y a mantener la piel hidratada sin alterar su equilibrio.
Los agentes contaminantes pueden minimizar la capacidad de neutralización natural de la piel.
Existen dos consejos clave para evitar que esto pase: utilizar antioxidantes que ayuden a neutralizar los efectos de la contaminación, y evitar lavar en exceso la piel, como ahora veremos.
Efectivamente, una higiene demasiado frecuente o agresiva, incluso con productos adecuados, puede llegar a alterar el pH de la piel.
En estos casos, podrías pasar de la sequedad a la irritación y de ahí a un desequilibrio fuerte del microbioma cutáneo. En definitiva: tu piel quedará indefensa ante cualquier agresión externa.
En estos casos, es mejor limitarte a realizar tu higiene facial por la noche y, si has sudado durmiendo, puedes hacerlo también al levantarte.
El uso de productos de cuidado de la piel con pH alcalino, como algunos jabones o detergentes, puede resecar demasiado la piel y dejarla vulnerable.
La clave está en elegir productos suaves y formulados específicamente para tu tipo de piel.
Por ejemplo: si tienes la piel sensible, deberás evitar los tratamientos exfoliantes, ya que suelen formularse a un pH bajo (3 – 4).
Ciertos medicamentos, como los diuréticos o los antibióticos, pueden alterar las funciones normales de la piel y hacerla más propensa a padecer acné o manchas cutáneas (por ejemplo).
En estos casos, es recomendable consultar con un profesional de la salud para encontrar alternativas con menores efectos adversos para la piel, o bien adaptar la rutina facial con ayuda de un cosmetólogo.
Como ves, son factores externos que a menudo escapan a nuestro control, pero sí podemos intentar exponernos menos a ellos o tomar medidas para amortiguar su efecto en la piel.
Además, tienes que tener en cuenta que hay factores internos como la edad, el género, la alimentación o el estrés, que también afectan a la salud de la piel.
Mantener el pH de la piel en su rango ideal no es difícil, pero sí requiere de cierta constancia en el cuidado de la piel y de la salud en general.
Estos son los 7 consejos que, si los aplicas de forma habitual, pueden marcar un antes y un después:
No obstante, en caso de ser necesario, el mejor consejo es que consultes a un dermatólogo, que te pautará el mejor cuidado dermatológico para regular el pH de tu piel de nuevo.
Y si quieres dedicarte profesionalmente a este tipo de cuestiones, puedes cursar nuestro máster en Cosmética y Dermofarmacia, donde encontrarás módulos como los siguientes:
Además, incluye prácticas en empresas, para que vayas más allá de la teoría, y te garantiza una doble titulación acreditada por la UCAM (Universidad Católica de Murcia).
Si quieres más información sin compromiso, puedes pedírnosla a través del formulario de contacto que encontrarás en esta página.
¡Estaremos encantados de ayudarte!
¿Quieres saber más acerca de alguno de nuestros Másteres?
Rellena este formulario y uno de nuestros asesores se pondrá en contacto contigo.
¡Quiero información!Las noticias más relevantes para que no pierdas ningún detalle importante de este viaje.
En CEMP, la precisión es la hoja de ruta que marca nuestro camino. Por eso nos comprometemos a ofrecer contenido riguroso y de calidad. Así, cada artículo que publicamos en nuestro apartado de “Noticias” está validado por miembros de nuestro equipo docente, doctores universitarios y profesionales en activo en su sector. Además, somos fieles defensores de la propiedad intelectual, por lo que tenemos tolerancia cero con el plagio.
Estos son los principios que rigen nuestros artículos: