Artículo redactado por el equipo de CEMP
Validado por equipo docente
Sin lugar a dudas, la micropigmentación ha revolucionado el mundo del maquillaje, pues permite realzar, embellecer y corregir rasgos faciales y corporales sin tener que recurrir al tatuaje tradicional.
Pero sus aplicaciones no son solo estéticas, pues en el entorno médico se emplea para camuflar cicatrices, disimular la alopecia o reconstruir areolas mamarias tras una intervención médica.
En este artículo descubrirás qué es exactamente la micropigmentación y sus usos destacados tanto en el ámbito estético como en el de la salud, así como las precauciones necesarias para un tratamiento profesional y seguro.
La micropigmentación es una técnica estética que consiste en implantar pigmentos orgánicos en la capa superficial de la piel para crear efectos de maquillaje que, aunque no son permanentes, sí son muy duraderos.
Y es que, a diferencia de los tatuajes tradicionales, los pigmentos se depositan a menor profundidad, por lo que su duración varía entre 1 y 5 años (según el pH de cada piel).
De este modo, es un tratamiento versátil y muy personalizado que se utiliza tanto para recuperar rasgos perdidos, como para conseguir una mejora en la apariencia del rostro.
Pero su uso no es exclusivamente facial, sino que la micropigmentación tiene varios usos estéticos y paramédicos en otras zonas del cuerpo, como ahora veremos.
La micropigmentación estética se centra en conseguir efectos de maquillaje semipermanente que ahorran tiempo y aportan seguridad en el día a día.
Entre los usos estéticos más habituales destacan los siguientes:
La micropigmentación de cejas tiene como objetivo mejorar la forma, densidad y simetría de las cejas.
Se aplica en casos de cejas despobladas por genética, exceso de depilación, cicatrices o alopecia.
Existen varias técnicas, aunque todas respetan y se adaptan a las facciones del paciente a la hora de rellenar las cejas:
El delineado permanente de ojos hace referencia a la micropigmentación en la línea de las pestañas, y consiste en implantar pigmento a lo largo del borde de las pestañas superiores, inferiores o ambas.
El objetivo es intensificar la mirada, simular un eyeliner discreto y dar sensación de mayor densidad de pestañas.
Es un procedimiento común en personas con pestañas claras o escasas, aunque también es útil para quienes sufren alergias a los cosméticos convencionales.
El resultado puede personalizarse en grosor, color e intensidad, desde un trazo muy sutil hasta un delineado más marcado. Dura de 2 a 3 años.
La micropigmentación labial busca mejorar la forma, el color y la simetría de los labios, atributos que suelen perderse por envejecimiento o cicatrices.
El especialista perfila el contorno y rellena el interior con pigmentos adaptados al tono natural del paciente, de forma que los labios parecen más voluminosos.
El resultado es personalizable y suele mantenerse entre 1 y 3 años.
La recreación de pecas es conocida como freckling y consiste en dibujar pequeñas motas de color en la epidermis para simular pecas naturales.
El procedimiento se realiza con agujas muy finas y pigmentos de tonos marrones o beige, adaptados al color de la piel.
La duración suele ser de 1 a 2 años, y el color se va atenuando de forma progresiva.
La micropigmentación paramédica es la especialidad que va más allá de la estética convencional, porque su finalidad principal es restaurar, corregir o camuflar alteraciones en la piel provocadas por enfermedades, cirugías o traumatismos.
A diferencia de los tratamientos puramente cosméticos, aquí el objetivo es devolver naturalidad y armonía a zonas afectadas.
Estos son los usos más comunes:
La micropigmentación paramédica permite disimular cicatrices de cirugías, quemaduras, accidentes o acné.
Para ello, es especialmente importante que el especialista seleccione pigmentos que igualen el color de la piel circundante.
De esta forma, una vez aplicados en la zona afectada, reducirán el contraste y harán la cicatriz menos visible.
Es una alternativa para quienes no pueden recurrir a tratamientos quirúrgicos o desean una solución menos invasiva.
En casos de pérdida de cabello, tanto en cejas como en el cuero cabelludo, la micropigmentación crea la ilusión óptica de folículos pilosos.
En el cuero cabelludo, esta técnica se denomina tricopigmentación y su uso es común en alopecias difusas o trasplantadas.
En cejas, se emplean las ya vistas microblading o la micropigmentación tradicional para recrear vello perdido.
Tras una mastectomía o cirugía de reconstrucción mamaria, la micropigmentación permite recrear la areola y el pezón.
El procedimiento se realiza con un dermógrafo de alta precisión, aplicando distintas técnicas de sombreado, punteado y mezcla de tonos para crear un efecto tridimensional que simula la textura y profundidad de una areola real.
El vitíligo es una enfermedad que provoca la pérdida de pigmentación en zonas localizadas de la piel.
La micropigmentación ayuda a uniformar el tono aplicando pigmentos en las áreas despigmentadas, a menudo bastante amplias.
Por ello, requiere una valoración previa para descartar contraindicaciones y ajustar el color de forma precisa.
La micropigmentación es un procedimiento seguro y eficaz cuando se realiza bajo las condiciones adecuadas, pero no está exento de riesgos si no se toman las precauciones necesarias antes, durante y después del tratamiento:
El Máster en Medicina Estética de CEMP proporciona, precisamente, el conocimiento teórico y práctico para que los profesionales de esta área realicen esta y otras operaciones estéticas con seguridad.
Además, incluye prácticas en centros especializados y un plan de empleabilidad individualizado.
En definitiva, podemos decir que la micropigmentación es un procedimiento cada vez más demandado, gracias a sus magníficos resultados y bajos riesgos.
De ahí que la demanda de profesionales cualificados también siga creciendo a buen ritmo.
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