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¿Cuáles son las diferencias entre neuromoduladores y ácido hialurónico y cómo elegir el mejor?

Artículo redactado por el equipo de CEMP

Validado por equipo docente

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Pacientes y profesionales se enfrentan a menudo a la coyuntura de elegir entre neuromoduladores o ácido hialurónico.

El motivo es que, aunque ambos tratan los signos de la edad, funcionan de maneras muy distintas y están indicados para necesidades diferentes.

Por eso, en este artículo explicamos qué es cada uno, cómo actúan, cuáles son los problemas que mejor tratan, así como sus ventajas, limitaciones y duración.

Además, incluimos una pequeña guía para elegir el tratamiento más adecuado según las características individuales y cuándo es aconsejable combinar ambos para lograr un rejuvenecimiento natural y armónico.

Tanto si quieres ampliar conocimientos, como si deseas avanzar en tu carrera dentro de la medicina estética, sigue leyendo.

Diferencias entre neuromoduladores y ácido hialurónico

Aunque los neuromoduladores y el ácido hialurónico se suelen combinar en tratamientos de armonización facial, conviene conocer en qué se diferencian y en qué casos es más adecuado elegir uno u otro:

Definición de cada tipo de tratamiento

Entender la naturaleza de cada producto ayuda a apreciar por qué se usan en contextos distintos y, a veces, complementarios:

  • Los neuromoduladores, como la toxina botulínica tipo A, intervienen directamente sobre la musculatura, bloqueando de manera reversible su contracción y suavizando las arrugas originadas por la gesticulación. Sirven, por tanto, para mejorar zonas donde el movimiento repetido genera marcas visibles.
  • El ácido hialurónico, presente de forma natural en nuestros tejidos, se inyecta como relleno y humectante cutáneo para restaurar volúmenes perdidos y rehidratar la piel. Es capaz de perfilar el rostro, corregir asimetrías y suavizar pliegues estáticos, realzando la definición sin alterar el movimiento muscular facial.

Así pues, cada tratamiento de rejuvenecimiento facial está indicado para diferentes indicaciones dermatológicas.

Mecanismo de acción

El modo en que actúan ambas sustancias es muy distinto, siendo esencial conocerlo para seleccionar el producto idóneo en cada paciente y zona a tratar:

  • Neuromoduladores: relajan la musculatura, bloqueando las señales nerviosas a los músculos. De este modo evitan la contracción que provoca las arrugas dinámicas. No rellenan ni dan volumen.
  • Ácido hialurónico: rellena y aporta volumen. Al infiltrarlo bajo la piel, actúa como un colchón para arrugas, surcos o zonas «hundidas». Además, hidrata porque capta moléculas de agua. No actúa sobre la musculatura facial.

Esta diferencia en la vía de acción, especialmente evidente en la toxina botulínica y el ácido hialurónico, hace que cada producto aborde de manera única los signos del envejecimiento facial.

Tipos de arrugas que tratan

En función del origen de las arrugas que se desean tratar, será más adecuado elegir una técnica u otra:

  • Los neuromoduladores faciales reducen las arrugas de tipo dinámico, que son las que derivan del movimiento facial repetido (fruncir el ceño, sonreír, levantar las cejas). Algunos ejemplos son las líneas de la frente, el entrecejo o las patas de gallo.
  • El ácido hialurónico corrige las arrugas estáticas, que están presentes aunque el rostro esté relajado (surcos naso genianos, líneas de marioneta, pérdida de contorno en labios o pómulos). También suaviza arrugas por exposición al sol o envejecimiento cutáneo, una acción común en los fillers o rellenadores.

Esta distinción permite crear tratamientos a medida, capaces de dar respuesta a todo tipo de necesidad facial.

Efectos secundarios y duración

Los potenciales efectos secundarios y la tolerancia varían según el tipo de producto y el paciente, aunque ambos presentan alta seguridad cuando se aplican por profesionales cualificados:

  • Con los neuromoduladores, los resultados se aprecian en 5 a 14 días tras la aplicación y duran una media de 4 a 6 meses, según la Academia Española de Dermatología y Venereología. Los posibles efectos adversos incluyen molestias en el punto de inyección, hematomas transitorios o, muy raramente, caída de ceja o párpado si se aplica incorrectamente.
  • Con el ácido hialurónico el efecto es inmediato y se prolonga de 6 a 18 meses, según la Dra. Cristina Ionescu. Los efectos secundarios leves pueden incluir inflamación, enrojecimiento o pequeños bultos, reversibles en poco tiempo. Las reacciones inmunológicas son muy raras cuando el producto es de calidad y la técnica es la adecuada.

Conocer los efectos y la duración de cada tratamiento permite establecer un plan de mantenimiento realista y seguro.

Impacto en volumen facial y estructura cutánea

La acción sobre el volumen y el aspecto de la piel determina el impacto visual de cada procedimiento y su idoneidad para corregir determinados signos:

  • Neuromoduladores: no alteran el volumen facial, solo modulan la actividad muscular. Su impacto es visible al relajar zonas donde las arrugas se marcan por gesticulación, pero sin modificar la estructura del rostro.
  • Ácido hialurónico: permite restaurar volúmenes perdidos (pómulos, mentón, labios) y perfilar contornos que han perdido definición. Además, mejora la hidratación y elasticidad de la piel, que consigue una apariencia mucho más luminosa.

De este modo, al entender cómo alteran los neuromoduladores y el ácido hialurónico la estructura facial, se pueden plantear tratamientos altamente personalizados y favorecer resultados más naturales.

Cómo elegir el mejor tratamiento según las necesidades del paciente

Elegir entre neuromoduladores o ácido hialurónico pasa por valorar de forma adecuada el problema y las características individuales del paciente, a través de los siguientes factores:

1. Evaluar el problema estético predominante

El primer paso es identificar el tipo de arrugas que predominan: las que aparecen con los gestos (arrugas dinámicas) o aquellas que van acompañadas con pérdida de volumen y que están presentes incluso en reposo (arrugas estáticas o flacidez).

Las primeras suelen beneficiarse del tratamiento con neuromoduladores, mientras que las segundas requieren ácido hialurónico o ambos a la vez si hay solapamiento.

2. Considerar algunos factores personales importantes

Ciertas características biológicas y de envejecimiento facial también condicionan la elección:

  • Edad: a más edad, mayor pérdida de arrugas y de volumen, algo que hace todavía más adecuado el uso de ambos tratamientos.
  • Tipo de piel: la piel seca, fina o foto-envejecida responde mejor al ácido hialurónico por su capacidad hidratante.
  • Estado general del rostro: los gestos muy marcados harán más necesario el uso de neuromoduladores.

Esta valoración ayuda a individualizar la intervención y a que el resultado sea lo más equilibrado y seguro posible.

3. Gestionar las expectativas sobre resultados y duración

Es importante transmitirle al paciente que ninguno de los tratamientos es permanente, sino que ambos requieren mantenimiento periódico.

Los neuromoduladores deberán repetirse cada 4-6 meses; el ácido hialurónico, según la zona y metabolismo, cada 6-18 meses.

Se debe subrayar que el resultado final será un rejuvenecimiento natural, evitando un cambio muy brusco o artificial.

Cuándo combinar neuromoduladores y ácido hialurónico

La combinación de ambos métodos es muy habitual en tratamientos full face, donde se busca un rejuvenecimiento más global, porque se corrigen tanto las marcas de expresión como la pérdida de volumen y la deshidratación cutánea.

Además, permite tratar diferentes tipos de arrugas y estructuras a la vez. Por ejemplo:

  • Frente y entrecejo: neuromodulador para relajar líneas profundas y ácido hialurónico para igualar pequeñas depresiones.
  • Pómulos y ojeras: restablecer volumen con ácido hialurónico, refrescar la mirada y difuminar líneas de expresión con neuromoduladores.
  • Labios: ácido hialurónico para hidratar y proyectar el labio, y neuromoduladores para suavizar el «código de barras» peribucal.

Estos tratamientos combinados potencian la naturalidad del resultado, tal y como evidencia la revisión sistemática de la Dra. Rosa Iriarte sobre su uso en el área perioral.

Al elegir esta opción deben tenerse en cuenta los tiempos ideales de aplicación, pues según el producto y la técnica elegida, los tratamientos pueden administrarse en la misma sesión o separarse unas semanas.

La evaluación tanto de este como del resto de factores a tener en cuenta a la hora de elegir una técnica u otra, es imprescindible dejarla en manos de un profesional cualificado para evitar complicaciones.

En este sentido, las formaciones superiores específicas, como el Máster en Medicina Estética de CEMP, dotan a los profesionales que quieren especializarse en el ámbito estético de todo el conocimiento necesario para llevarlo a cabo.

En definitiva, tanto los tratamientos con neuromoduladores como con ácido hialurónico, pueden usarse de forma complementaria, para abordar distintas necesidades del paciente y así conseguir resultados más satisfactorios.

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